Pablo Torres Corpus.

Artículos e información diversa sobre economía, política y cultura general. Publicados en Jerez, Zacatecas, México, en semanario "El Alacrán", Diario IMAGEN www.imagenzac.com.mx

Nombre: Pablo Torres Corpus
Ubicación: Jerez, Zacatecas, Mexico

domingo

LOS GANADORES, LOS PERDEDORES Y PUNTO FINAL.

"Los más grandes peligros se presentan al momento de la victoria".
Napoleón Bonaparte.

Hoy es el día, el esperado día, hoy elegiremos autoridades municipales y diputad@ local, las campañas se han cerrado y solo queda esperar el resultado de la encuesta final, "la que cuenta". A la media noche de este domingo seguramente ya tendremos resultados preeliminares y tal vez irreversibles sobre la nueva o nuevo presidente municipal y legislador (a).

A partir de hoy cambiará la vida para los candidatos y sus equipos, sobre todo para los ganadores, que tendrán la obligación de replantear sus objetivo y seguramente sus equipos. Pero sea quien sea el vencedor o vencedora de la contienda no puede darse el absurdo lujo de permitir que el éxito se le suba a la cabeza, que el afán de revancha determine sus decisiones o de sentirse todopoderoso intocable, intachable.

La ganadora o ganador deberá detener su tren de campaña, revisar y modificar su estrategia y a cada momento planificar. Debe tener la conciencia y madurez para detenerse y atender a cabalidad el objetivo obtenido, porque es muy común que una vez ganado o superado el obstáculo a vencer de inmediato se fijen metas más ambiciosas o grandes. Seguramente recordará al recién electo Presidente Municipal que ya soñaba con ser Diputado Federal y luego Gobernador, o el Gobernador que en el primer año de su gobierno ya soñaba y se candidateaba para Presidente de la República, etcétera. En todos estos casos por andar soñando y trabajando para obtener mayores beneficios personales los ambiciosos gobernantes descuidaron su gobierno y cargo quedándonos mucho a deber. Por beneficio propio y de sus gobernados los ganadores deben evitar las tentaciones de ir más allá del objetivo principal. En "El Principe", Nicolás Maquiavelo recomienda no confundirse, ni ilusionarse tras la victoria; porque cuando esa falsa esperanza se apodera de la mente, induce a los hombres a ir más allá de sus limites y LOS LLEVAN A SACRIFICAR UN CIERTO BUENO, POR UN INCIERTO MEJOR.


ANTECEDENTES.
Aquellos ambiciosos que no saben reconocer sus tiempos, que se "calientan" al primer hervor, a los que se confunden e ilusionan tras conseguir la victoria se dice que padecen el síndrome de Ícaro en alusión a la fantástica historia de la mitología griega, según la cual:

Dédalo era un arquitecto e inventor alumno de la mismísima Diosa Atenea, que a pesar de contar con tan especial maestra siempre era aventajado por su sobrino Talos, el cual siendo aún muy joven, inventó la sierra, el torno de alfarero y el compás. Celoso, Dédalo arrojó a Talos desde el tejado del templo de Atenea y lo mató. Razón por la cual fue desterrado hallando refugio en la corte del rey Minos, donde se casó con una joven esclava y tuvo un hijo al que llamó Icaro.

Después de que Teseo matase al Minotauro, de forma injusta el Rey Minos encerró a Dédalo y a Ícaro en el laberinto donde la única forma de escapar era volando, ansioso de recobrar su libertad Dédalo recordó lo que Atenea le había enseñado y poco a poco construyó dos pares de alas con plumas y cera, durante lunas y lunas enseñó a su hijo Ícaro a utilizarlas y lo colmó de consejos, el más importante: qué en cuanto saliera del laberinto buscara aterrizar en un lugar seguro y no volar demasiado alto, porque el volar cerca del sol haría que la cera se derritiese. Dédalo también aconsejó que no volase demasiado cerca del mar, porque las plumas se mojarían.

El día de la huída se llegó y una tibia mañana ambos salieron volando del laberinto, pero Ícaro al sentir el aire y la maravillosa sensación de volar se olvidó de los consejos de su padre y voló tan alto que el sol derritió sus alas y se precipitó al océano, donde murió. Basta hacer memoria para recordar a decenas de Ícaros de la política.

ÁRBOL QUE CRECE TORCIDO.
Debemos tener en cuenta que el ganar unas elecciones no cambia la personalidad del ganador, solo la potencía, es decir aquella persona que toda su vida ha sido tonta o transa y se convierte en candidato seguirá con sus tonterías y transas, si gana no se le quitará lo transa y tonto, la única diferencia es que transará y cometería tonterías a mayor escala.

La diferencia entre el ciudadano común prepotente y el presidente municipal prepotente es que el alcalde tiene la oportunidad de ser prepotente con mayor número de personas, o el borracho, siendo funcionario no dejara de pistear, la diferencia es que en lugar de hacerlo con cerveza durante tres años podrá hacerlo con coñac. Igual sucede con los bienhechores que una vez en el poder podrán ayudar a un mayor número de personas. Y podrá decirme que todos aprenden sobre la marcha, claro que sí, pero no es lo mismo aprender a leer a los veinticinco años que a los cuatro.

Hacer de los cargos públicos escuelas tiene costos sociales y económicos grandísimos y solo por ejemplificar mencionaremos a Vicente Fox y a George W. Bush. Insisto el acceder al poder no borra defectos ni virtudes y mucho menos creará cualidades, simplemente las potencía, las magnifica, las engrandece.

LO QUE VIENE.
Gane quien gane no habrá soluciones mágicas ni cambiará las bases, estructuras, tradiciones y hasta mañas de un plumazo, tres años son insuficientes para modificar todo un esquema legal y social, lo que si puede y debe hacer con urgencia es sentar las bases de un desarrollo político, económico y social trastrienio y la experiencia internacional nos indica que regularmente solo trascienden los trienios dos tipos de programas, los exitosos que basan su permanencia en los beneficios a la población y en el éxito del gobernante y los programas que discretamente se mantienen corrompidos y que basan su éxito en la complicidad y beneficios de los encargados de ejecutarlos.

Sin embargo estos últimos tarde o temprano son descubiertos y los costos políticos y sociales son altísimos.

La o el nuevo Presidente deberán madurar su trato hacía los empleados de la Presidencia, en lo particular recuerdo y comprendo cabalmente tres trienios y en todos el nuevo alcalde ha llegado con desconfianza hacía los burócratas de base y con cierto aire de revancha, algunos más algunos menos, sin embargo al segundo o tercer año de gobierno comprenden o se dan cuenta que quien saca el trabajo son los empleados con experiencia, los del conocimiento empírico, teórico y práctico de la administración municipal, desgraciadamente casi siempre es al final de su periodo, desperdiciando meses de trabajo y sacrificando experiencia.

Pero no solo el ejecutivo deberá ser racional y maduro también su equipo operativo y sus regidores, porque otra escena trianualmente repetida es la de los regidores y funcionarios prepotentes e insensibles al principio de la administración, muchos de los cuales que al concluir su azaroso paso por la nomina municipal regresan al bunker de su anonimato y capacidades.

Gane quien gane Jerez seguirá aquí y nosotros habitándolo, valdría la pena pensar si conviene enemistarse y pelearse toda una vida por tres años de relativo poder.

Vale recordar que el que gana no lo ganará todo y los que pierdan no lo perderán todo, porque en política ningún triunfo es eterno, ni ninguna derrota es para siempre, es por ello que en la político lo único seguro es su inseguridad.

PUNTO FINAL.
Felicidades a Benito Juárez Trejo por su nueva encomienda, le apostamos a que el abogado en base a su sano y eficiente trabajo revivirá la Comisión Estatal de Derechos Humanos y sabrá poner en bien el nombre de Jerez.


PABLO TORRES CORPUS.
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